sábado, 24 de abril de 2010

Cartas de un pirata náufrago

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MENCIÓN DE HONOR CERTAMEN LITERARIO 2010 ESCOLÀPIES LLÚRIA

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Queridísimo diario:

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Son ya cinco años los que permanezco aquí, abandonado en la monotonía de este cálido y bochornoso lugar, sin haber visto alma humana a mi vera. Cada día se convierte en una agonía. La soledad y la melancolía acaban ya con mis escasas esperanzas de volver al mar. Por las tardes, consumo mi tiempo contemplando el horizonte, lugar donde se juntan mi querido océano y el eterno cielo, y persiguiendo al sol infinitamente hasta que se pierde en la oscuridad del anochecer.

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Añoro los tiempos a bordo de mi navío, los interminables días cantando y bailando a bordo de aquella cubierta que tanto me ha enseñado; aquella cubierta que me vio nacer, que me vio llorar, sonreír, que me enseñó a andar, y que ahora debe sentir mi naufragio, estando perdida en la inmensidad del océano. Jamás debes haber sentido lo que yo siento en mi interior. Esa fuerza impotente que quiere luchar pero que no va más allá de palabras, y más palabras.

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Realmente durante todos estos años permaneciendo en la isla, no he encontrado momento para escribirte, pues mis tristes palabras pueden arder sobre tu papel del dolor que ahora me recorre. Pero considero que la ocasión que quiero narrarte hoy es muy preponderante como para hacerla pasar por desapercibida y olvidarla como un simple hecho más del pasado.

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Y básicamente, si había algo que me había enseñado esta isla, era a reflexionar conmigo mismo y a aprender a trabajar mi interior. Aquello me había hecho percibir todo el daño que mi curso como pirata había sembrado. He querido escribirte para dejar en ti un mapa del tesoro, con el que me vi solo en la isla, y el cual he querido enterrar para que el más astuto reciba la recompensa por vencer al miedo y luchar por la verdad. Ya siento cercana mi muerte, y el desolador llanto de mi alma se apaga cada minuto, buscando ya el eterno descanso de este viejo pirata que redacta sus últimas palabras.

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El trayecto que deberá recorrer el hombre elegido empieza en la playa de la isla, situándose concretamente en el letrero de señalización del pueblo, que se levantaba antiguamente entre la maleza del bosque, pero al cual el tiempo ha pasado factura, dejando sólo de la historia del pequeño enclave un halo de recuerdo, algo que sólo puede entender la esencia propia de un navegante. Una vez allí, quinientos pasos al norte, atravesando un frondoso bosque, en el que abundan las serpientes y otros animales peligrosos, deberás avanzar sin miedo, venciendo las dificultades y dejando atrás el dolor. Una vez hayas cruzado toda la zona, irás a parar a un árbol muy extraño, que seguro que te llamará la atención. Es un roble alto, pero se bifurca en dos indecisas ramas que se abrazan la una a la otra, formando una espiral realmente bella.

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Al ver este árbol en forma de S, debes girar a mano derecha y proseguir tu trayecto. Jamás mires atrás, no dejes que el peligro te aceche, y avanza con paso firme y decidido, seguro de que tu objetivo es más que valioso. Exactamente, debes andar unos doscientos metros a la deriva, pero tu intuición te llevará a hallar la dirección. Pronto encontrarás que el trayecto que sigas irá convirtiéndose en un camino de tierra, y eso también te ayudará a situarte mejor durante la travesía.

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Más tarde, deberás cruzar primeramente el río que cruza todo el llano del corazón de la isla. El peligro te acechará, pero tu valor te conducirá a esfumar la mentira que ocupa el mal en el planeta. Luego atraviesa de nuevo el lago, venciendo algunos obstáculos que pueden asombrarte, como la aparición de insectos o larvas de carácter desagradable. Entonces será cuando descubrirás la primera víctima de Satán, degollada en el desalentador camino, rodeada de aquellos amuletos que sólo conoce el mal. Jamás mires a los ojos a la víctima, procede a retirar su cuerpo del asfalto, dejando al descubierto una ensangrentada trampilla que desciende al subsuelo.

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Corre a través de las galerías, y busca un lugar donde protegerte de la fuerza satánica de la virtud. Jamás pienses en abandonar, sólo eso te conducirá a morir en manos de la crueldad y maldad humana. Cuando el silencio sea irrumpido por el ruido de los carroñeros, sigue su rumor hasta el exterior, donde hallarás la segunda víctima de Satán, el dolor. Jamás le mires a los ojos, y prosigue decidido tu trayecto hasta adentrarte en el cañón de la templanza.

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Una vez allí, atraviésalo y recórrelo hasta el final, dónde hallarás el cuerpo sin vida de un pirata, última víctima de Satán, la víctima que cierra el triángulo. Ese hombre, víctima de la impotencia, posee la llave del tesoro y a su lado, conserva el viejo cofre mohoso, en el que encontrarás recompensa a tu coraje y valor. Ese día el bien vencerá sobre las tinieblas, y este capitán, víctima de la impotencia y cuyo cuerpo yace asesinado.

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Y fue de ese modo, querido diario, cómo mis palabras ardieron sobre el papel, plasmando la cruda realidad y confiando en que alguien recibirá el mapa de este viejo bucanero ya muerto, olvidado en las penumbras del inframundo. Pero sólo sé que el bien vencerá sobre el dolor. Sólo sé que alguien recibirá en sus manos el mapa del tesoro, rubricado por la sangre de mi propio cuerpo, escrito por el trazo de mi misma mano. Esa persona estará destinada a, tarde o pronto, descubrir el tesoro de este viejo lobo de mar desdeñado por la soledad.

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Pero por encima de todo, lo que yo realmente había descubierto era que el bien vence siempre sobre el terror y la perversidad, que siempre que haya un suspiro de esperanza y alguien quien luchar por la justicia, el bien se perpetuará por encima de todas las cosas, logrando así que este viejo bucanero sea vengado hasta el fin de sus días.

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