martes, 10 de noviembre de 2009

Sueños de libertad

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Sara salió del túnel negro. Apareció en lo más alto de la estatua de la Libertad. Lo primero que hizo fue acomodarse y escoger la vista ideal a la ciudad con la que siempre había soñado.

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Al cabo de poco rato, apareció una mujer joven, de aspecto dulce y le sonrió. Ella estaba ligeramente desorientada. El corazón le iba a cien por hora sin saber por qué motivo. De repente, descubrió que aquella mujer joven era miss Lunatic.

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Ella le explicó que la estatua de la libertad era el fuego que calentaba su vida y la fuente en que se recargaba. Al encontrarse con la libertad se volvía más joven. Por ese motivo al encontrarse con Sara rejuveneció por un instante.

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- Sara, - le dijo – ahora tú también llevas la libertad dentro aunque siempre la habías llevado. Solo bastaba con que miraras en tu interior y descubrieras que eres la persona afortunada que lleva la libertad. Sara, tú también eres la libertad en persona. Eres mi relevo, ha llegado mi fin. -

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- No, por favor, Miss Lunatic, no quiero perderte – dijo con lágrimas en los ojos.

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- Sara, nunca me perderás, porque tu eres yo, y yo soy tú. Tú me llevas en el corazón y yo en el tuyo. Porque somos una sola persona: la libertad y porque tu eres mi otro yo. -

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En ese momento Miss Lunatic desapareció y Sara sintió una vitalidad enorme.

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A los pocos minutos, Sara ya estaba predicando lo que había aprendido de Miss Lunatic: la libertad.

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